El alcoholismo es una grave enfermedad y está considerada, una enfermedad familiar y social. En esta consideración se enfatiza que el alcoholismo no sólo afecta a la persona que la padece, sino que afecta también a su círculo más íntimo: familia y amigos.
El alcoholismo, produce una degeneración de las capacidades físicas, psicológicas, laborales y sociales. La ingesta de alcohol continuada, está asociada a un sinnúmero de enfermedades y padecimientos crónicos, en algunos casos mortales.
Debemos comprender todas las facetas del alcoholismo por las que atraviesa el alcohólico, desde su acción en el organismo, sus efectos nocivos y el alcoholismo como un flagelo de dos etapas: como fenómeno social y como enfermedad degenerativa.
¿Cómo actúa el alcohol en el cuerpo humano?
El alcohol etílico, que es el que consumimos normalmente en bebidas alcohólicas, se produce de dos modos: (1) Por fermentación de azúcares contenidos en frutos como la caña de azúcar o la uva. (2) Por destilación, el cual somete a los fermentos a una ebullición, que luego por condensación se obtiene alcohol etílico.
Los productos alcohólicos del mercado provienen, básicamente, de uno de estos dos métodos. Obviamente, existen una serie de subprocesos que derivan en las bebidas alcohólicas conocidas.
La embriaguez por consumo de alcohol etílico, es un grado leve de intoxicación o envenenamiento, que afecta al organismo en varias etapas:
- Fase eufórica: El individuo experimenta una sensación de desinhibición y euforia. Se siente relajado y vivaz.
- Fase de intoxicación: La acumulación de alcohol en el torrente sanguíneo, excede la capacidad de metabolización y se produce adormecimiento, pérdida de coordinación motora y de sentidos.
- Fase hipnótica: Produce cefalea, náuseas y vómitos, como mecanismo de defensa orgánico.
- Fase de estupor: Se pierde la conciencia, tono muscular, control de esfínteres y/o equilibrio.
- Fase mortal: El envenenamiento producido por el alcohol, puede causar un paro cardiopulmonar y/o respiratorio.
Efectos del alcohol en el organismo
El consumo, produce un efecto acumulativo, que afecta a medio y largo plazo a diferentes órganos como:
- Hígado: Afecciones hepáticas como hepatitis, cirrosis hepática o cáncer hepático.
- Cerebro y sistema nervioso: Enfermedades cerebrales se asocian al alcohol como alzheimer, Parkinson y varios tipos de enfermedades psiquiátricas como esquizofrenia. Sumado a la pérdida de la memoria, sentidos y coordinación motora.
- Sistema cardiovascular: Aumento de la presión arterial, puede generar enfermedades hipertensivas, ICTUS y otras alteraciones.
- Sistema digestivo: Pancreatitis, esofaguitis, cáncer de estómago y otras enfermedades crónicas.
Además, el alcoholismo afecta al flujo sanguíneo, riñones, sistema inmunológico, endocrino e incluso al sistema reproductor.
El alcoholismo
El alcoholismo, es una enfermedad que puede analizarse en dos fases.
El alcohol como fenómeno social
Está muy arraigado, en casi todas las culturas del mundo, que los eventos sociales se acompañen del consumo de alcohol. Incluso, es acompañante común de la alimentación en gran parte del globo terráqueo.
Es precisamente, esta aceptación social del alcohol, lo que hace más complicado definir la línea divisoria entre un consumo social y el alcoholismo.
El alcoholismo como una enfermedad
El alcoholismo es considerado una enfermedad. El alcohólico, presenta una fuerte dependencia a su consumo reiterado. Más aún, la dependencia orgánica a la ingesta de alcohol llega a arraigarse tanto, que produce el llamado «síndrome de abstinencia» el cual aparece cuando se disminuye el nivel de alcohol en el torrente sanguíneo y puede llegar a tener consecuencias negativas importantes.
El alcoholismo produce lo que se conoce como «aumento de la tolerancia» en la que cada vez se necesitan dosis más altas para conseguir los mismos efectos. El alcoholismo produce, además de los daños físicos y psiquiátricos en el individuo, una serie de afectaciones sociales, familiares y personales.
El individuo puede comenzar un espiral descendiente en el que puede llegar incluso a la indigencia, al ser rechazado por el resto de la sociedad. El alcoholismo, está documentado como un ingrediente social de crímenes y de aumento de la tasa de delincuencia.
Es por ello que, ante los primeros síntomas de alcoholismo, se debe acudir a un centro especializado y dejar que un equipo multidisciplinario de profesionales, conduzca al paciente hacia la cura definitiva de este flagelo que afecta cada día a más personas.
En estos centros se adapta cada tratamiento individualmente y buscan la solución más efectiva para cada paciente. En Grupo Neros estamos especializados en la desintoxicación del alcohol.