El consumo de sustancias tóxicas, como es el caso de la cocaína, provoca efectos negativos en el estado de salud físico y mental, así como en otras esferas de la persona como son los efectos sociales, económicos, laborales y familiares, debido a los hábitos y conductas desarrolladas por los consumidores de estas sustancias que, a largo plazo, les lleva a una situación de crisis personal a todos los niveles.
La cocaína es una sustancia estimulante muy adictiva que afecta directamente al cerebro. Su fácil absorción hace que llegue rápidamente al cerebro, provocando unos efectos que se manifiestan a los pocos minutos del consumo. Las principales vías de administración de consumo son por vía nasal, oral, intravenosa y pulmonar, y sus efectos sobre la salud varían, en algunos aspectos, según la vía de administración. El consumo de este tóxico puede oscilar entre un consumo ocasional hasta un consumo repetitivo o compulsivo.
Esta droga despliega un efecto placentero en los consumidores debido al efecto que provoca en el cerebro, algo que la hace ser tan peligrosamente adictiva. Tras un consumo repetido de cocaína, el cerebro comienza a adaptarse a la misma, necesitando cada vez mayor dosis para obtener el mismo estado de euforia o placer, ya que el cerebro acaba tolerando la droga y necesita más cantidad y en menos tiempo para conseguir lo mismo.
Con el transcurso del tiempo cambian los efectos, generando en los consumidores mayor sensibilidad ante la ansiedad, las convulsiones y otros efectos tóxicos generados por esta sustancia. El consumo reiterado puede desembocar en un estado de irritabilidad, inquietud y paranoia e incluso puede causar un episodio total de psicosis paranoica en el que se pierde el sentido de la realidad y se sufre de alucinaciones auditivas. Al aumentar la dosis o la frecuencia del consumo, también aumenta el riesgo de sufrir efectos psicológicos o fisiológicos adversos.
El consumo reiterado y prolongado, provoca consecuencias devastadoras en la vida de la persona consumidora y en su entorno. La cocaína es una droga costosa, y la necesidad de consumir cada vez más, conlleva a una merma económica familiar importante llegando a la banca rota, y en ocasiones, a pedir ayuda económica a familiares o a personas del entorno cercano. La falta de concentración en el trabajo, la irritabilidad, el estado de ansiedad, son consecuencias que llevan a la persona consumidora a la rotura de relaciones, al aislamiento social, pérdida de empleo… etc.
Efectos de la cocaína a largo plazo según la vía de consumo
Dependiendo de la vía de consumo los efectos adversos pueden variar:
- Inhalación nasal: Pérdida o alteración del sentido del olfato, hemorragias nasales, problemas al tragar, ronquera, irritación y salida de secreción crónica por la nariz.
- Ingesta oral: Al reducir el flujo sanguíneo puede causar gangrena grave en los intestinos.
- Pulmonar: Tos, asma, dificultad para respirar y mayor riesgo de contraer enfermedades pulmonares como la neumonía.
- Inyectada: Mayor riesgo de contraer el VIH, hepatitis C, reacciones alérgicas graves (a algunos aditivos que se agregan a la cocaína en la calle).
Efectos psicológicos de la cocaína
- Euforia, Locuacidad
- Aumento de la sociabilidad
- Aceleración mental
- Hiperactividad
- Deseo sexual aumentado
Consumo crónico: A medida que desaparecen estos efectos sobreviene un estado de cansancio y apatía que puede inducir a repetir el consumo. El consumo crónico y abusivo puede provocar importantes trastornos psíquicos tales como ideas paranoides y depresión. La dependencia psíquica de la cocaína es una de las más intensas entre las provocadas por las drogas. Efecto rebote: cuando el consumo es crónico, su suspensión provoca somnolencia, depresión, irritabilidad, letargia, etc.
Efectos fisiológicos de la cocaína
- Disminución de la fatiga
- Reducción del sueño
- Inhibición del apetito
- Aumento de la presión arterial
Consumo crónico: Pérdida del apetito, insomnio, perforación del tabique nasal, patologías respiratorias: sinusitis e irritación de la mucosa nasal (goteo constante).
El consumo de cocaína durante el embarazo
Los estudios demuestran que consumir cocaína durante el embarazo provoca diversos efectos negativos en el desarrollo del feto: los bebés suelen nacer prematuramente y tener menor peso, talla y circunferencia de la cabeza, a diferencia de otros bebés nacidos de mujeres no consumidoras. Además, si la madre ha consumido durante todo el embarazo, es muy probable que los recién nacidos muestres signos de síndrome de abstinencia, lo que dificulta el desarrollo cognitivo del niño, así como otros efectos físicos y cognitivos irreversibles.