En primer lugar, resulta de vital importancia abordar diferentes preguntas que pueden aparecer antes de pedir ayuda ante un posible caso de adicción al alcohol.
¿Cuándo sabemos que estamos ante un problema de alcoholismo?
El consumo de alcohol en nuestra sociedad está totalmente normalizado, de hecho, hoy en día todos somos conocedores de que esta sustancia está considerada como un tóxico legal, siendo su comercialización y su consumo un patrón de conducta muy visible en nuestra cultura.
El pedir ayuda ante un consumo abusivo de esta sustancia muchas veces se ve limitado por dicha normalización. El formar parte de un grupo de amigos (y/o compañeros), el tener y querer tener momentos de ocio, el ser invitado a celebraciones, e incluso el vivir sensaciones de frustración, rabia, tristeza, apatía, etc. “invita” a que exista un consumo de esta sustancia bien como una alternativa de disfrute o bien, como una vía de evasión durante un período de tiempo muy corto. En este sentido, si nos ponemos a pensar, siempre va a existir una excusa, una justificación o un motivo de peso que dé lugar a que ese consumo puntual exista.
El problema nos lo encontramos cuando ese consumo de alcohol empieza a formar parte de un hábito. Ese hábito, ese impulso imparable, se instaura de manera progresiva a pesar de que exista un pensamiento muy común; “hoy es el último día”, “hoy no lo he controlado, pero mañana sí”, “yo puedo”. Esos pensamientos tan claros se vienen abajo cuando a pesar de ver consecuencias, se sigue consumiendo.
¿Qué hacer ante dicho problema?
Como bien decía antes, pedir ayuda para dejar el alcohol. El dar el paso implica aceptar que estamos ante un posible caso de alcoholismo y no es fácil, ya sea por el propio miedo, por posibles sentimientos de culpabilidad al reconocer la situación, o por frustración al no saber controlar el problema por uno mismo. Estas emociones así como la incertidumbre de lo que puede ocurrir al pedir ayuda, son totalmente normales, pero aun así, es necesario recurrir a profesionales especializados.
¿Existe algún tipo de tratamiento capaz de tratar la adicción al alcohol?
La respuesta es clara: Sí. Actualmente existe una intervención constituida por diferentes fases donde se prioriza en todo momento las necesidades del paciente así como las de aquellos que han vivido y viven la adicción de la persona que solicita ayuda (coadicción). Más específicamente, el tratamiento se caracteriza por mantener una línea terapéutica cognitiva-conductual así como sistémica y multidisciplinar.
El modelo cognitivo-conductual se basa en trabajar y cambiar por un lado, la parte conductual, donde el abordaje irá destinado a las actitudes del paciente (acciones y/o conductas adictivas que mantienen y potencian el propio consumo), así como en el abordaje y el buen manejo de las aptitudes, definidas como las propias capacidades y habilidades de la persona. Por otro lado, está la parte cognitiva, donde a través de terapias grupales e individualizadas se trabaja y se interviene en la identificación de situaciones, pensamientos, emociones y/o sensaciones que el paciente tiene y que forman parte del patrón y el hábito del consumo, muy característicos en la adicción. Ante esta intervención, el paciente no sólo adquiere la concienciación del propio problema si no que además, se instauran nuevas herramientas y estrategias terapéuticas que constituirán los nuevos cimientos de la nueva vida del paciente.
Fases del tratamiento
Como comentaba anteriormente, la metodología del tratamiento de adicción al alcohol está compuesta por diferentes fases donde en cada una de ellas se contemplan las necesidades prioritarias del paciente.
- Desintoxicación. Consiste en una fase donde la prioridad es pasar el síndrome de abstinencia con un control médico. La estabilización física es necesaria para poder poner en marcha los recursos terapéuticos del tratamiento.
- Deshabituación. Haría referencia a la detección e identificación de las conductas adictivas del paciente para ir sustituyéndolas progresivamente por otras mucho más adaptativas e incompatibles con el consumo.
- Rehabilitación. Uso de terapias grupales e individuales como base y soporte de todo el proceso de recuperación del paciente.
- Reinserción. Aplicación de todo lo que se va aprendiendo en los diferentes contextos de la vida de la persona.
- Seguimiento. Mantenimiento de lo adquirido a través del asesoramiento y acompañamiento de los profesionales que han estado presentes desde la fase inicial.
Paralelamente, toda esta intervención no sólo va destinada a la persona que padece la adicción, si no que también se trabaja con su entorno, principalmente con la familia desde un parte mucho más psicológica y terapéutica. Las familias necesitan herramientas para aceptar la problemática del familiar, así como manejar emociones y sensaciones (propias y normales dentro de todo este proceso) para que la recuperación del paciente sea exitosa.
Todo este abordaje así como todas las fases detalladas, son complementarias y van unidas de la mano a lo largo de todo el proceso, de ahí que este tratamiento sea considerado como una intervención verdaderamente exitosa y eficaz ante un caso de adicción.
Sara Quintana
Psicóloga
