Fases del tratamiento del alcoholismo

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Según el manual de la OMS (Organización Mundial de la Salud) para Clasificación de Trastornos mentales y del comportamiento, define la dependencia alcohólica como «un conjunto de fenómenos conductuales cognitivos y fisiológicos en los cuales el uso del alcohol se transforma en prioritario para el individuo», representando a´si la característica principal el deseo poderoso y difícil de controlar del consumo del alcohol.

Es importante destacar que el término alcoholismo ha sufrido a lo largo de los años cambios ligados al avance del conocimiento y a los cambios sociopolíticos y económicos. Actualmente existen nuevas perspectivas de tratamientos a raíz de estos cambios y de la necesidad de nuevos abordajes terapéuticos, que ofrecen una respuesta ampliada y realista a los problemas que genera el alcohol. El más relevante ellos lo comprende el trastorno por uso de alcohol (TUA), anteriormente llamado síndrome de dependencia alcohólica o alcoholismo.

El consumo de alcohol tiene un elevado impacto en la salud de las personas, aunque existe poca demanda de tratamiento producido por el estigma asociado al alcoholismo. Los especialistas en la materia tenemos por una parte que la oferta terapéutica se encuentra centrada en la abstinencia, sin tener a veces en cuenta las características personales ni la perspectiva de enfermedad del paciente.

Un modelo centrado en la persona y en la toma de decisiones conjunta

Un modelo centrado en la persona y en la toma de decisiones conjunta

Actualmente existen líneas de trabajo sobre un modelo centrado en la persona y en la toma de decisiones conjunta. Este modelo centrado en la persona, según estudios ha demostrado incrementar la satisfacción del individuo, la adherencia al tratamiento, y mejorar el pronóstico de la enfermedad, en contraposición de las concepciones más clásicas que postulaban que el paciente debía tocar fondo (descomponerlos para reconstruirlos).

La alta prevalencia del consumo de alcohol y patologías que se asocian, así como  las implicaciones socio laborales y psicosociales que tal dependencia ocasiona, han derivado que la prevención y tratamiento del alcoholismo sea una cuestión prioritaria a nivel mundial en tema de salud.

El tratamiento del alcoholismo, comprende por una parte la dependencia y por otra, los trastornos orgánicos y psiquiátricos producidos por el consumo. El tratamiento del alcoholismo engloba el tratamiento farmacológico y el tratamiento cognitivo conductual que van de la mano en el proceso. Las fases que actualmente encontramos en el tratamiento, no difieren de las establecidas para el tratamiento de otras adicciones. Si hay que tener en cuenta, que la disponibilidad de la droga, la legalidad, los lazos familiares y los aspectos biopsicosociales hacen que el tratamiento tenga algunos componentes más específicos.

El tratamiento del alcoholismo, comprende por una parte la dependencia y por otra, los trastornos orgánicos y psiquiátricos producidos por el consumo.

Fases del tratamiento

Fases del tratamiento

1. Fase de confrontación

El objetivo es superar la negación, comprender su patología y la necesidad de curación.

La Negación tiene un componente consciente y otro subconsciente que deben mantenerse en equilibrio; en esta fase, existen mecanismos que utiliza el alcohólico como la minimización (quitando importancia a la frecuencia y consumo), la racionalización (justificando las cantidades de alcohol) y la proyección (responsabilizando a otras personas de su situación).

Esta fase en concreto, la ayuda de la familia es muy importante. Cuando en el tratamiento se realiza un ingreso en una Comunidad Terapéutica o V.A.T. (Vivienda de apoyo al tratamiento), se pierde esta fase, la cual queda integrada dentro de la fase de desintoxicación.

2. Fase de desintoxicación

Es la fase en la cual se hacen desaparecer los efectos que el tóxico ha producido en el organismo e implica dejar de consumir alcohol.

Especialmente en este momento, es cuando la persona experimenta los síntomas de la abstinencia, que pueden ser leves y se caracterizan por (temblores, nauseas y ansiedad, incremento de la presión arterial, frecuencia cardiaca, respiratoria, sudoración e insomnio) que suelen aparecer aproximadamente a las 48-72 horas de la última ingesta, pudiendo llegar a complicarse con la presencia de convulsiones y la complicación más grave, llegando a producir “Delirium tremens” forma más grave de la abstinencia.

El delirium es un “estado confusional con obnubilación de la conciencia, alteraciones sensoriales y psicomotoras y una hiperactividad del sistema autónomo”. El paciente describe un entorno terrorífico, con caras siniestras, reptiles, insectos, paredes que se deforman, que conducen a conductas agresivas producidas y en defensa de lo que están viendo y percibiendo. En la evolución natural del cuadro, el paciente puede fallecer debido al desequilibrio hidroeléctrico o por crisis de hiperpirexia y fallo multiorgánico.

2.1. Tratamiento farmacológico

Benzodiacepinas principalmente, y también tiapride, clometiazol… entre otras son las sustancias habitualmente empleadas, para prevenir dicho cuadro de abstinencia. Recientemente se ha señalado el uso de otros fármacos como oxcarbamacepina, gabapentina, topiramato, como coadyuvantes en el proceso de desintoxicación, y en algunos casos como agente único en dicho tratamiento. 

3. Fase de deshabituación

La fase de deshabituación sigue a la desintoxicación en el tratamiento del alcoholismo, el objetivo principal es restaurar un estilo de vida normalizado y sano, en el cual se prevenga la recaída, es la fase más larga en tiempo del tratamiento. Existen diferentes propuestas; la farmacológica y las psicoterapeúticas, ambas son necesarias para el objetivo a conseguir.

La estructura principal de las terapias cognitivo-conductuales, incluyen la motivación para mantener la abstinencia y prevención de las recaídas, sin olvidar dotar de herramientas encaminadas a afrontar dicha abstinencia y el mantenimiento del hábito. Son muy importantes las técnicas de resolución de conflictos, manejo de la ansiedad y depresión, así como las habilidades sociales; estas terapias consisten en técnicas de grupo, dirigidas por un terapeuta profesional en busca de objetivos a través de la participación en un grupo. 

Las propuestas farmacológicas se basan en los fármacos interdictores o aversivos como la cianamida cálcica y el disulfiram, que provocan la acumulación de acetaldehído al inhibir la enzima aldehído deshidrogenasa del metabolismo del alcohol. El tratamiento consiste en el refuerzo negativo que supone para el consumo la reacción cuando se combina alcohol y fármaco. En los últimos años están tomando auge determinadas opciones como acamprosato y naltrexona, así como el topiramato entre otros, como fármacos que disminuyen el deseo de beber y el uso compulsivo de la bebida.

A este mismo efecto general contribuyen otras sustancias como la gabapentina, la pregabalina, la oxcarbamacepina, el tiapride, ciertos ISRS… entre otros. En relación con la patología psiquiátrica derivada del abuso y dependencia de alcohol puede ocasionar cuadros depresivos, ansiosos y psicóticos, para esos episodios se utilizan fármacos antidepresivos (ISRS, ADT…) y ansiolíticos, evitando las benzodiacepinas por riesgo de abuso. Puede destacarse como problemas asociados de especial interés el riesgo aumentado de suicidio entre los consumidores de alcohol.

Josefa
Monitora

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