A medida que redacto este artículo puedo conectar con muchas experiencias vividas de consumo y recuperación, (ingresé en La Garriga y Can Sola en los años 96-97 y trabajé en la Comunidad Terapéutica Can Coll como educador durante 12 años, todo en Barcelona). Es por esto que quiero dedicar estas palabras a todos aquellos adictos, alcohólicos que ahora mismo están en el bar pensando que algo terrible les sucede y no saben exactamente qué. También a todos los compañeros que como yo descubren y practican una vida cada día más clara y más real.
Finalmente, dedico estas palabras con un interés puramente humano a todas aquellas personas que de alguna manera se han visto afectadas por esta enfermedad, que lo que la hace tan especial es que al lado de la semilla de la autodestrucción, estemos sembrando la semilla del desarrollo y la creatividad.
Qué diferencia a un alcohólico de un gran bebedor?
Si dividiéramos nuestra vida en parcelas donde están distribuidas nuestras actividades; parcela de pareja, familia, trabajo, estudio, ocio…, al llegar a la parcela “consumo” en el gran bebedor observamos como con grandes dificultades éste consigue mantener el resto de parcelas más o menos en funcionamiento.
No es así en el caso del adicto-alcohólico. Aquí la parcela consumo deteriora todo el resto de parcelas y acaba siendo la única.
El alcohólico evoluciona dejando cada vez más apartadas todas las actividades que no tengan que ver con el consumo, haciendo de este un objetivo único.
¿Un alcohólico es alguien que bebe todos los días?
No necesariamente. La adicción es una enfermedad que se manifiesta de una manera psíquico-emocional ocupando un tiempo y un espacio en la vida de quien la padece pero no tiene porque proyectarse diariamente, existen bebedores ocasionales o intermitentes.
Estas personas tras largos periodos de abstinencia (meses incluso años) conviven con su enfermedad, conteniéndola y si no han realizado los cambios necesarios respecto a lo que los llevo a la bebida, irremediablemente volverán a beber.
¿Con que el alcohólico deje de beber tenemos el problema resuelto?
No. Hubo muchos factores, actitudes, hábitos, procesos emocionales y mentales que llevaron al gran consumidor a cruzar esa línea invisible, convirtiéndose en alcohólico.
El tratamiento del alcoholismo consiste en que el adicto aprenda y desarrolle unos nuevos conceptos, hábitos, actitudes y procesos cognitivo-emocionales que le lleven a estar abstinente y lo más estable posible. El primer paso es dejar el tóxico, el segundo hacer el cambio necesario para no volver a necesitarlo.
¿Cómo aparece esta enfermedad?
Al igual que cualquier virus puede atacar a personas con bajas defensas, en el caso de la adicción tiene que ver con el sistema cognitivo-conductual-emocional afectado por tensiones, ansiedades e inseguridades.
En el alcohol es muy gráfico, la persona que esta devorada por algún tipo de obsesión, se ve de pronto en algún grupo, siendo invitada o invitando con la sensación de estar muy a gusto, de estar haciendo algo que buscaba, lejos de aquellos pensamientos circulares y dolorosos.
Esta persona está desarrollando la enfermedad, que se manifiesta primero en forma de contacto, diversión, después como soporte para realizar actividades que cada día es más difícil hacer sin beber y finalmente el alcohol se ha convertido en pura necesidad para vivir.
¿Es genético el alcoholismo?
En sistemas familiares donde ha habido alcoholismo es muy normal que las conductas se repitan en generaciones posteriores.
En tratamiento el factor genético es tenido en cuenta a la hora de revisar pautas y procesos familiares para recabar información y diagnosticar resultados, pero es un dato puramente informativo no causal.
Ha habido alcohólicos que justificaban su enfermedad por razones genéticas y no es así, las causas de la adicción hay que buscarlas en factores conductuales derivados de situaciones cognitivo-emocionales.
Y aquí sí podemos hacer un gran trabajo, realizar un cambio conductual para conseguir la abstinencia y que ésta sea satisfactoria.
Así vemos como el factor genético es el único dato que no podemos cambiar dentro de un conjunto de factores (cognitivos, emocionales…) que sí podemos y debemos cambiar.
¿Cómo podemos ayudar a un alcohólico?
En Grupo Neros sabemos que es fundamental que la ayuda la solicite el propio adicto si no la recibe como presión y procura desentenderse.
El primer paso para que un alcohólico entre en tratamiento es que después de tiempo autoengañándose con que: “esto yo lo controlo” por fin ACEPTAR que es adicto y que no lo controla.
El segundo paso es que al ver que solo no puede, PEDIR AYUDA.
En un ejercicio de honestidad, el adicto reconoce que antes de querer o no querer dejar de consumir, las embestidas de la propia vida le están diciendo: «no es quieras o no quieras es que: no puedes consumir, no puedes beber, te acercas al tóxico y tu vida estalla».
Es importante asumir estos pasos porque el tercer pasó sí que es un gesto de total voluntariedad afirmando: «Yo quiero dejar de consumir y para ello estoy dispuesto a hacer lo que haga falta.»
Así si un alcohólico nos pide ayuda (aun negando las conductas desesperadas son una forma de pedir ayuda) podemos acompañarlo, gestionar encuentros pero debemos despertar en el que todo depende de su capacidad de compromiso con la decisión de dejar de beber. A diferencia de otras enfermedades, el éxito, la recuperación del paciente, es responsabilidad de éste.
¿Cómo sería el tratamiento correcto?
En tratamiento abordamos la comprensión intelectual de la enfermedad a través de terapias individuales y grupales.
En la Casa de Ingreso con los talleres, el tiempo libre y posteriormente con la reinserción desde pisos terapéuticos, construimos algo muy parecido a lo que será la futura vida en abstinencia compartiendo la mayoría de aspectos posibles: implicación, puntualidad, motivación; así como en tiempo libre: planificación, diversión sin consumo, creatividad.
La idea es que, de la misma manera que nadie se ha hecho adicto por un motivo sino que un conjunto de factores han producido dar ese pasó, el tratamiento sea global atendiendo absolutamente a todos los campos que forman la personalidad del adicto.
Es así como en la evolución del tratamiento el adicto va viviendo dos realidades: una, que es posible, se puede vivir sin consumir. Otra: que es mejor. Esta vida es mejor que la vida consumiendo. A medida que el alcohólico experimenta estas realidades (él nota perfectamente que no solo lo escucha, ha comenzado a vivirlo) su recuperación va ganando fuerza.
La persona que no recae, no lo hace porque se está desarrollando, está creciendo y no quiere perder la estabilidad, la vida que va ganando poco a poco. El alcohólico viene del mundo de la necesidad (necesito beber, la droga, mi pareja…) al mundo de elegir, decidir.
Dejar de beber, dejar de consumir es un cúmulo de elecciones, decisiones y aquel que había elegido morir, ahora a través del tratamiento esta eligiendo: VIVIR.
Ramón Peredo
Terapueta