La cocaína es el estimulante ilegal, después del Cannabis, más consumido a nivel mundial y representa un creciente problema de salud pública (Alías-Ferri et al., 2020). Su consumo crónico puede inducir un notable deterioro cognitivo, que suele manifestarse en dificultades para la memoria, la atención, la toma de decisiones, la impulsividad y el procesamiento cognitivo (Said et al., 2021).
Entendiendo la adicción a la cocaína
En esta misma dirección apuntan los datos recogidos en el informe europeo sobre drogas (2023) acerca de que la cocaína es la segunda droga reportada, tanto por los pacientes que ingresan por primera vez a tratamiento como en los datos disponibles sobre presentaciones de toxicidad aguda por drogas en los departamentos de emergencia hospitalaria. Los datos disponibles también sugieren que la droga estuvo involucrada en aproximadamente un quinto de las muertes por sobredosis en 2021 (European monitoring centre for drugs and drugs addiction, 2023).
Evaluación y diagnóstico
La adicción es una enfermedad recidivante de carácter biopsicosocial (Pedrero-Pérez, n.d.) y, al igual que cualquier problema de salud, requiere de una evaluación exhaustiva para ayudarnos a desarrollar un plan de tratamiento adaptado a las necesidades del paciente. Para ello, se considera su historial, la gravedad del problema, la frecuencia y el patrón de consumo, los problemas legales, laborales y/o sociales que puedan interferir con el tratamiento, los estímulos o las situaciones desencadenantes de la conducta adictiva, entre otros, para elaborar así un plan de tratamiento de recuperación adecuado (Pedrero-Pérez, n.d.).
¿Cuáles son las 4 fases del tratamiento?
Tras una correcta delimitación del problema, el paciente con un problema de adicción a la cocaína comenzaría un tratamiento con cuatro fases diferenciadas adaptadas a sus necesidades transitorias: desintoxicación, deshabituación, reinserción y seguimiento (Robledo et al., 2021).
Primera fase: desintoxicación
Durante la fase de desintoxicación, con una duración entre 10 y 15 días, la persona con un problema de adicción abandona por completo el uso de la sustancia (Interpsiquis, 2010). El síndrome de abstinencia de la Cocaína, según Pascual et al. (2001), consta de 3 fases: la fase “Crash”, la fase de Abstinencia y la fase de Extinción.
- La primera dura de 9 horas a 5 días, y se caracteriza por una rápida aparición de los síntomas. La persona en abstinencia puede experimentar agitación, síntomas depresivos, anorexia, y un fuerte deseo de consumo (lo que se denomina Craving). También aparece fatiga, anhedonia, irritabilidad, cefaleas, mialgias difusas e insomnio con letargia.
- Posteriormente, de los 3 a los 5 días comienza el agotamiento físico, hipersomnia con despertar frecuente, intensas cefaleas e hiperfagia (Pascual et al., 2001). Durante la fase de abstinencia (de 1 a 10 semanas), el paciente pasa de un sueño y un estado de ánimo estable, a experimentar niveles más altos de ansiedad, irritabilidad, craving, apatía, etc.
- Por último, dependiendo del grado de tolerancia adquirido del paciente, y de sus atributos biopsicosociales particulares, el paciente comenzará a experimentar la fase de extinción cuya duración es indefinida. Aquí, el paciente vuelve a la “normalidad” pero idealiza el consumo de cocaína y se le activa el deseo en relación con estímulos condicionados (Pascual et al., 2001).
Es importante que, mientras que el paciente experimenta todos estos síntomas, se le ofrezca un apoyo psicofarmacológico para el síndrome de abstinencia aguda, y un tratamiento psicológico acorde con la aplicación de técnicas tan importantes como el control estimular (Interpsiquis, 2010).
Segunda fase: deshabituación
La fase de deshabituación es un proceso largo y complejo cuyo objetivo general es que el paciente supere los síntomas del síndrome de abstinencia tardío mientras aprende una serie de estrategias terapéuticas para no recaer en el consumo (Interpsiquis, 2010). En Grupo Neros realizamos esta fase de manera progresiva.
En primera instancia, los pacientes entran en una Vivienda de Apoyo al Tratamiento (VAT) con el objetivo de que se desprendan de hábitos antiguos asociados a la conducta de consumo y vayan sustituyéndolos por otros más sanos. Un tratamiento adecuado ataja los tres niveles de funcionamiento de la persona: conductual, cognitivo y emocional. Los pacientes poco a poco van adquiriendo responsabilidades, hacen deporte y asisten todos los días a terapia grupal.
Tercera fase: reinserción
En tercer lugar, durante la fase de reinserción, el individuo va introduciéndose poco a poco en su medio social. En esta fase el paciente vuelve a casa, comienza a trabajar y a retomar relaciones sanas.
Durante esta fase, el tratamiento se centra más en detectar posibles indicadores de riesgo y a desarrollar un plan de prevención de recaídas con el paciente mientras se asegura de que el paciente mantiene hábitos sanos aprendidos y no retoma aquellas conductas, amistades y lugares asociados al consumo.
Cuarta fase: seguimiento
Por último, comienza la fase de seguimiento, en la que el individuo, totalmente insertado en su entorno, acude a sesiones de seguimiento en el centro, cada vez más esparcidas en el tiempo, para comprobar que se está adaptando bien y pudiendo hacer frente de una manera sana a las diferentes demandas de la vida.
En conclusión, las necesidades de un paciente en recuperación de la adicción a la cocaína van a ir variando de acuerdo con sus características biológicas, considerando la cantidad de droga, la frecuencia y patrón de consumo, así como psicosociales. Por ello, para una adecuada recuperación es necesario y pertinente un abordaje integral y personalizado que se adecúe a la evolución del paciente, abarcando las fases de desintoxicación, deshabituación, reinserción social y seguimiento.