Tengo el recuerdo de años, en los cuales mi familia, pareja o amigos me describían el escenario de mi alcoholismo y adicción. ¿Cuál era mi respuesta? la negación.
La negación o no-aceptación será uno de los efectos más perversos de esta enfermedad y consigue que el adicto realmente no conecte con la realidad que está viviendo.
Es cuando los consumos están siendo más escandalosos y la familia lo recrimina, sin embargo, el alcohólico lo argumenta quitándole importancia, negándose a verlo. Sin embargo, en otros espacios sí ve adonde lo está llevando el consumo y esta visión es tan dolorosa que de nuevo no la quiere ver.
¿Cómo podemos ayudar a una persona que no acepta y no reconoce su situación?
Siendo accesibles a su dolor. ¿Cómo?, siendo una presencia incondicional de apoyo y perspectiva de desarrollo, alguien a quien recurrir en los momentos lúcidos, de duda o incluso en aquellos momentos en los que piensa que puede hacer algo.
Esta persona que intenta ayudarle preside una posición delicada:
- Será tratada agresivamente cuando al adicto se le nieguen peticiones que le acerquen al consumo (cómo el dinero, entre otros).
- Sufrirá intentos de manipulación (chantaje emocional, entre otros) siempre para conseguir consumir.
- También, le mentirá con expresiones como: ya llevo días sin consumir, lo estoy controlando, entre otros.
El alcohólico que no lo reconoce se encuentra que:
- No puede dejar de beber y como le cuesta aceptarlo, no acaba de entender el por qué, ya que vive sumergido en una espiral de mentiras hacia él mismo y hacia los demás.
- Al ser el descontrol cada vez mayor, va habiendo consecuencias: tanto en el trabajo, como con los amigos, la familia, entre otros.
- Su capacidad de respuesta cada día es menor por la propia negación, la propia no-aceptación, ya que vive en un mundo paralelo repleto de enemigos inventados.
Para ayudar al alcohólico ¿Qué debemos hacer?
- Positivizar la existencia, describiendo el destino que te aguarda si dejas de beber.
- Explicar que ahora no puedes elegir qué hacer, de hecho solo puedes beber. En cambio, lo que te espera es una vida en la cual puedes elegir lo qué quieras hacer con ella.
- Hay que describir las posibilidades del presente, de la realidad dejando la bebida con respecto a: la pareja, el trabajo, formación, cursos, entre otros.
- Amor duro: Si la persona persiste y no está dispuesta a recibir la ayuda que se le ofrece, podemos evaluar la posibilidad de dejarla en la calle, que no reciba ningún tipo de ayuda, para que se estrelle del todo y reaccione. Es duro y triste, pero en ocasiones ha sido lo único que se ha podido hacer y ha funcionado.
Por último, debemos señalar que en un sistema familiar que haya un alcohólico consumiendo, afecta gravemente al funcionamiento de este sistema.
Debemos saber ser fuertes, hábiles y terapéuticos, porque si no, nos debilitaremos, sufriremos y no podremos ser esa presencia sana y firme que queremos que sea referencia de cambio para ese alcohólico que no reconoce su adicción. Si tienes dudas siempre puedes consultarnos a nuestro centro de desintoxicación de alcohol.
Ramón Peredo
Terapeuta