Desde 2020 se habla de un ascenso en el consumo de nuevas sustancias que han llegado al país desde diferentes lugares y a través de distintos medios, o por diferentes necesidades (Carrasco, 2015; España y Marco, 2022; Méndez, 2018). Por un lado, están las sustancias naturales trasladadas desde otros países (ayahuasca…), y de nuevas drogas de diseños extendidas con mayor rapidez a diversos países a través de la accesibilidad en internet a comercios online de sustancias adictivas (catinona sintética, ketamina…) (Escobar, 2015; España y Marco, 2022).
Nuevas sustancias tóxicas: la ayahuasca
En el caso de la ayahuasca, fue la llegada de diferentes culturas a España lo que facilitó la introducción de dicha droga, cuya existencia en nuestro país era inexistente o desconocida (España y Marco, 2022). La ayahuasca es una droga natural, pero no implica que no sea dañina, como bien una vez aprendí de un psicólogo en unas prácticas que hice: “Las serpientes son animales naturales y la picadura de una serpiente venenosa puede ser mortal”, pues lo mismo sucede con ésta.
La ayahuasca nació en el Amazonas y se ha ido extendiendo por diferentes partes de la misma, utilizándose en distintos rituales y ceremonia en diferentes tribus. Es conocida principalmente por su gran efecto psicodélico, siendo capaz de generar visiones con ojos cerrados, alucinaciones visuales, auditivas y táctiles, llegando a provocar episodios maniacos en algunos consumidores y generar brotes psicóticos al consumirse fumada; provoca secreciones, dolores estomacales y lagrimeo; produce una alteración de la percepción y la cognición, intensifica las emociones y acelera el pensamiento; genera sentimientos de amenaza y suspicacia, ansiedad y desorientación; al mismo tiempo, es capaz de producir sensación de cosquilleo y un estado de excesiva tranquilidad y relajación (Escobar, 2015). Su llegada a España ha supuesto un boom extendiéndose no solo en forma de “infusiones” en ceremonias realizadas de diferentes empresas, sino también a través de la vía fumada promoviendo este nuevo tipo de consumo recreativo (Méndez, 2018).
Como se mencionó en el párrafo anterior, existen diferentes empresas que se han encargado de la difusión de la misma en países como Colombia, Perú y España, extrayendo dinero de ésta, realizando rituales a las afuera de ciudades como Barcelona, Madrid, Ibiza o Murcia, (Méndez, 2018).
El papel de los vaper o cigarrillos electrónicos
Por otra parte, la necesidad de sustituir el tabaco por otra sustancia menos dañina, o una alternativa más saludable y menos perjudicial, ha contribuido a la propagación de dispositivos electrónicos (Carrasco, 2015). Conocidos como vaper o cigarrillos electrónicos, los cuales no son considerados droga, es legal y socialmente se tienen mitificadas como una sustancia alternativa saludable a los cigarrillos convencionales. La producción y venta se introdujo en Europa en 2006. Sin embargo, la primera comercialización de los mismos se realizó en China en 2003 y desde entonces su consumo está aumentando de forma desmesurable (Vázquez-Cancela et al., 2021).
Los efectos a largo plazo de esta sustancia se desconocen. Sin embargo, diferentes estudios de dichos dispositivos y sus distintos componentes, han revelado que independientemente de si tienen o no nicotina, a corto plazo son capaces de generar efectos fisiológicos y adversos en las vías respiratorias similares a las del tabaco convencional como irritación en las mismas que conlleva daños en el tracto respiratorio y pueden provocar infecciones. Además, pueden producir:
- daños en las vías nasales
- efecto muta génico sobre bacterias y fibroblastos pulmonares
- la enfermedad conocida como “fiebre del soldador” o “metal fume fiver”
- neumoconiosis leve
- contienen partículas cancerígenas, incrementando de esta manera las probabilidades de sufrir cáncer
- empeora el pronóstico de enfermos de asma, fibrosis quística y EPOC
- problemas en el tracto respiratorio
- son sustancias adictivas, y/o la vía de entrada al consumo de otras sustancias, principalmente en los jóvenes
- generan efectos secundarios a fumadores pasivos.
- Además, la presencia de nicotina en los cigarrillos electrónicos aumenta la probabilidad de sufrir daños en el sistema cardiaco, generando riesgos de infartos y anginas (Ministerio de sanidad, 2022, CDC, 2022).
Artículo de: Amanda Carreño Ortega