La era digital y el fácil acceso a contenidos sexuales y pornografía han disparado los delitos sexuales entre menores, según numerosos estudios los adolescentes ven pornografía por primera vez a la edad comprendida entre 12 y 13 años y 6 de cada 10 la consumen de forma frecuente. El 84% de personas que acceden a estos contenidos son hombres y el 16 % mujeres.
Se trata de una conducta repetitiva que ocupa una cantidad de tiempo que la persona interpreta como excesivo con incapacidad para interrumpir dicha conducta, lo que incrementa la frustración y la culpa.
¿Qué es la adicción a la pornografía y al sexo?
La híper sexualidad o adicción al sexo se puede describir como un impulso inmediato e incontrolable que conlleva graves problemas económicos, sociales, familiares y de relación en general. Es un patrón de comportamiento caracterizado por el uso compulsivo de conductas sexuales que causan dolor emocional y malestar profundo.
La adicción al sexo es una adicción sin sustancias y conductual, como cualquier otra adicción empieza en el uso, del uso se pasa al abuso y después se genera una dependencia. Del mismo modo, es multifactorial con componentes biológicos, psicológicos, sociales y genéticos.
¿Cómo identificar la adicción a la pornografía y al sexo y cuando su consumo se convierte en problemático?
Cuando la sexualidad es vivida como una opción, como un aporte al desarrollo integral de la persona y la persona no busca validación personal ni alivio de ningún malestar a través de conductas sexuales, hablaremos de una sexualidad sana. Por el contrario, si la persona no experimenta satisfacción y estabilidad a través de su sexualidad sino que utiliza ésta como una compulsión o como una forma de aliviar su malestar emocional, estaremos en presencia de una adicción al sexo.
Impactos físicos y mentales
La mayoría de las personas que desarrollan una adicción al sexo tienen personalidad impulsiva, también tuvieron una exposición precoz al sexo adulto, no tuvieron una correcta educación psicosexual y es común en estas personas la búsqueda de placer para gestionar cualquier malestar. Los impactos físicos y mentales derivados de esta enfermedad son los siguientes:
– Disfunción eréctil.
– Incapacidad para alcanzar el orgasmo.
– Infantilización y estancamiento del nivel madurativo.
– Angustia, depresión.
– Ideas auto líticas
– Pérdida de memoria.
– Problemas económicos si en la adicción se involucra la prostitución, el cíbersexo, sexo telefónico o pornografía de pago.
– Problemas de relaciones interpersonales.
– Ansiedad e irritabilidad.
– Baja autoestima.
– Riesgos de padecer infecciones de trasmisión sexual.
– Pérdida paulatina de otras actividades placenteras.
Cómo tratar la adicción al sexo y la pornografía
Del mismo modo, que es necesario tratar una adicción a una sustancia como el alcohol o la cocaína, debemos acudir a terapia para tratar la adicción al sexo, conocer su origen y analizar por qué se mantiene esa conducta para desarrollar herramientas que ayuden a la persona a encontrar su sanación y establecer vínculos afectivos sin la necesidad imperiosa de mantener relaciones sexuales o generar fantasías eróticas constantemente.
El objetivo es que la persona adicta al sexo y la pornografía gane autonomía e independencia y aprenda a vivir sin patrones sexuales adictivos.
Normalmente, cuando se genera una adicción al sexo, existen experiencias traumáticas que provocan un bloqueo emocional que no se debe eludir. La clave es reeducar y re-programar el cerebro para recuperar las riendas de nuestras vidas y disfrutar de una sexualidad sana y satisfactoria.
En Grupo Neros trabajamos mediante terapias cognitivas y conductuales para regular impulsos y equilibrar las creencias limitantes que suelen desencadenar la conducta híper sexual.
La adicción sexual y el uso problemático de la pornografía plantea preocupaciones cada vez más relevantes en la sociedad actual.