El uso excesivo de videojuegos ha aumentado de manera desenfrenada y, sobre todo entre los varones con una edad comprendida entre los 10 y los 19 años. Muchos adolescentes pierden el control sobre el videojuego, lo que puede tener consecuencias negativas como el juego patológico, o la adicción al juego.
Es importante tener en cuenta que la adolescencia es un periodo evolutivo de gran vulnerabilidad, en la que la persona está en proceso de crear su identidad y en la que el lóbulo prefrontal (zona que proporciona la base cognitiva para diferentes patrones de comportamiento, orientación y razonamiento) está en pleno desarrollo.
En la última década, el uso de videojuegos se ha convertido en una actividad de ocio muy popular, con un aumento excesivo entre los adolescentes, sobre todo del sexo masculino. A día de hoy, existe suficiente evidencia empírica que considera que el juego excesivo puede llegar a ser problemático y adictivo, especialmente en los videojuegos en línea.
El diseño de los videojuegos facilita la pérdida de capacidad de control sobre el juego, lo que, unido a otros factores personales y ambientales, facilita el uso abusivo e inadecuado en la persona, pudiendo dar lugar a una conducta adictiva en los más jóvenes.
Definiendo la adicción a los videojuegos
La adicción a los videojuegos, o también conocido como “Trastorno de juego por Internet” se caracteriza por tener un patrón de comportamiento de juego persistente y recurrente que dura como mínimo 12 meses y que genera en la persona un malestar clínicamente significativo.
Los criterios diagnósticos del DSM-5 son los siguientes (American Psychiatric Association, 2013):
– Participación recurrente y persistente durante muchas horas en videojuegos, normalmente en grupo, que conlleva un malestar o deterioro clínicamente significativo por un periodo de mínimo 12 meses.
Estos criterios contienen síntomas sociales, psicológicos e incluso tolerancia y abstinencia.
Según la (OMS), Organización Mundial de la Salud el trastorno por uso de videojuegos se caracteriza por:
– Deterioro en el control sobre el juego (por ejemplo, inicio, frecuencia, intensidad, duración, terminación, contexto);
– Incremento en la prioridad dada al juego al grado que se antepone a otros intereses y actividades de la vida diaria;
– Continuación o incremento del juego a pesar de que tenga consecuencias negativas.
Al igual que el DSM-5, requiere un período de al menos 12 meses para que se haga un diagnóstico.
Impacto en la salud física y mental y consecuencias sociales y académicas/laborales.
Respecto al rendimiento académico, hay muchas investigaciones que encuentran correlación entre el tiempo de estudio y el tiempo jugando a videojuegos.
Según Bartlett, Anderson y Swing (2009) a mayor tiempo dedicado al uso de videojuegos, menor es el tiempo que los jóvenes pueden dedicar a los estudios.
Al igual que ocurre con el área social. El hecho de dedicar un tiempo excesivo al uso de videojuegos o cualquier aparato tecnológico, hace que la persona dedique menos tiempo a las relaciones sociales, y como consecuencia se puede producir aislamiento social, ansiedad, depresión, baja autoestima…etc. Con sus correspondientes consecuencias negativas a nivel psicológico y físico, ya que a mayor uso de videojuegos, menor tiempo dedicado a actividades físicas.
Factores de riesgo y vulnerabilidad
Al igual que cualquier patrón de comportamiento, existen factores de riesgo y factores de protección. Resulta de gran importancia resaltar los aspectos más negativos del uso de videojuegos, para poder contar con un plan de actuación que sirva como prevención para los adolescentes.
Algunos de los principales factores de riesgo para desarrollar una adicción sería en un nivel personal la predisposición genética y la estructura de personalidad, a nivel familiar el crecer en una familia desestructurada sería un buen ejemplo y a nivel social, el hecho de tener un red de apoyo escasa.
Enfoques de prevención y tratamiento
La detección precoz de este tipo de problemática es fundamental para una mayor eficacia en cualquier tipo de tratamiento especializado en adicciones.
A nivel preventivo la accesibilidad de información supervisada sobre riesgos de este tipo de comportamientos adictivos es importante, al igual que establecer límites adecuados de uso de videojuegos por parte del progenitor que esté a cargo del adolescente.
En el caso del tratamiento es conveniente que a parte de un trabajo individual, prevalezca el trabajo grupal y que de manera paralela se trabaje el área familiar, de pareja y social. La comunicación entre los profesionales y los familiares es fundamental para que haya una buena adherencia al tratamiento.